Mucha gente se sorprenderá hoy con el anuncio de la promoción Post Mortem que hizo el Poder Ejecutivo Nacional de la Teniente Coronela Doña Juana Azurduy de Padilla a Generala, sin embargo, ayudará a muchos a recordar las epopeyas que hicieron de una mujer como tantas un fiel exponente del heroísmo latinoamericano.
El decreto 892/2009 promueve a Generala a la mujer cuya entrega por la libertad fascinó a Historiadores como Félix Luna, Pacho O´ Donnel y que recibiera los honores de su nombramiento a Teniente Coronela de la mano de Manuel Belgrano.
Nacida en Chuquisaca en 1780, año en que Túpac Amaru lanzó su revolución, signo su designio al acompañar fielmente las opiniones de los reclamos indianos en contra de los invasores españoles. Ella y toda su familia, que disponían de un buen pasar económico, sufrió de horribles tormentos debido a las opiniones liberales que compartía con su marido. Con el recorrió bastos territorios e incluso embarazada cumplió tareas en el “Ejercito del Norte” bajo el mando del Dr. Manuel Belgrano.
Mas allá que su vida miliciana (Participó de la Revolución de Chuquisaca, Combatió en las selvas de Santa Cruz de las Sierras, Combatió en Huaqui, Vilcapugio, Ayohuma, Cerro Potosí, La Laguna, Pitantora, entre las más importantes) muchas veces resultó ensombrecida por las labores desarrolladas por su marido, resulta destacable y admirable el heroísmo con el que la Genérala Juana Azurduy de Padilla se desempeño en la liberación del Virreinato del Río de la Plata.
Su muerte, como la de nuestros tardamente recordados próceres se vio sumida en la indigencia total al verse privada de todos sus bienes, confiscados por el ejército real, y su pensión, quitada por el entonces presidente de Bolivia, Jose Maria Linares.
Como todo reconocimiento a nuestros próceres, sea bienvenido, sin embargo que su vida no se llame un titulo o un monumento y menos un bono alimentario, que su recuerdo se haga carne en las mujeres y los hombres del mundo en defensa de sus libertades de opinión.
El decreto 892/2009 promueve a Generala a la mujer cuya entrega por la libertad fascinó a Historiadores como Félix Luna, Pacho O´ Donnel y que recibiera los honores de su nombramiento a Teniente Coronela de la mano de Manuel Belgrano.
Nacida en Chuquisaca en 1780, año en que Túpac Amaru lanzó su revolución, signo su designio al acompañar fielmente las opiniones de los reclamos indianos en contra de los invasores españoles. Ella y toda su familia, que disponían de un buen pasar económico, sufrió de horribles tormentos debido a las opiniones liberales que compartía con su marido. Con el recorrió bastos territorios e incluso embarazada cumplió tareas en el “Ejercito del Norte” bajo el mando del Dr. Manuel Belgrano.
Mas allá que su vida miliciana (Participó de la Revolución de Chuquisaca, Combatió en las selvas de Santa Cruz de las Sierras, Combatió en Huaqui, Vilcapugio, Ayohuma, Cerro Potosí, La Laguna, Pitantora, entre las más importantes) muchas veces resultó ensombrecida por las labores desarrolladas por su marido, resulta destacable y admirable el heroísmo con el que la Genérala Juana Azurduy de Padilla se desempeño en la liberación del Virreinato del Río de la Plata.
Su muerte, como la de nuestros tardamente recordados próceres se vio sumida en la indigencia total al verse privada de todos sus bienes, confiscados por el ejército real, y su pensión, quitada por el entonces presidente de Bolivia, Jose Maria Linares.
Como todo reconocimiento a nuestros próceres, sea bienvenido, sin embargo que su vida no se llame un titulo o un monumento y menos un bono alimentario, que su recuerdo se haga carne en las mujeres y los hombres del mundo en defensa de sus libertades de opinión.
